Empiezo una serie ilustrada sobre mis paseos por la ciudad de Roma en las recientes vacaciones de Semana Santa. Hoy, la cosa va sobre el progreso económico y cultural en la época del Imperio, reflejado, ¿cómo?, a través del tamaño y la ubicación de las tumbas de Julio César (100 a 44 a.C.), Augusto (63 a.C. a 14 d.C.) y Adriano (76 a 138 d.C.).
Empezamos por el extremo inferior derecho, donde asoma el Coliseo, no muy lejos, se encuentran los foros romanos, imperiales (sólo accesibles previo pago) y los republicanos, gratis y en los que se basará lo que iré subiendo al blog. Por el camino de la Vía Sacra, hacia el monumento de Víctor Manuel II, se encuentra el lugar donde, "teóricamente", reposan las cenizas de Julio César, un lugar pequeño, en proporción inversa a la importancia del personaje.
Más o menos a la misma altura, en el río, se aprecia la isla Tiberina, los templos de Vesta y Fortuna Virilis y el anfiteatro de Marcelo y sugiere que estamos en el centro de la antigua Roma. Si nos decidimos a seguir "pateando" Roma y queremos ir por la misma orilla del río, hacia el norte, vemos el túmulo funerario de Augusto, bastante mayor que el de su tío Julio César. El estado de conservación tanto de éste como del túmulo de Julio César, deja bastante que desear y en el de Augusto se veía abundante basura entre los árboles.
Si cruzamos el río, vemos el monumental Castel de San'Angelo que contiene el sepulcro de Adriano, uno de los emperadores de la "Edad de Oro" romana. El Castillo-sepulcro no está muy lejos del Vaticano, pertenece y perteneció a los Papas y por ello, precisamente, el estado de conservación es bastante más decente (y también la calidad de los suelos, algo, que, "en malo", es muy frecuente en Roma, y es absolutamente "destroza-calzados" y "destroza-pies").
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